Hay una serie de errores comunes que han llevado repetidamente no solo al despido, sino incluso a la destrucción de la reputación. Conociendo los errores de otras personas, es más fácil evitarlos. Siga estos sencillos consejos y, al menos, podrá protegerse parcialmente.
Uno de los errores más comunes, que a menudo tiene consecuencias muy desagradables, es ser demasiado franco en Internet. Las redes sociales y los blogs a veces nos parecen algo privado, lejos del trabajo, una especie de basurero, donde puedes dejar cualquier mensaje y derramar el alma. Sin embargo, no creas que ninguno de tus compañeros o jefes se enterará de la dirección de tu página y no querrá visitarla. Los comentarios desagradables sobre clientes, jefes o colegas, por desgracia, muy a menudo conducen a despidos, además, bastante "ruidosos", lo que puede destruir la reputación de una persona. Abstenerse de este tipo de mensajes y seguir lo que escribe en los sitios.
El segundo error común es el comportamiento inapropiado en una fiesta corporativa. Después de beber demasiado alcohol, las personas a menudo comienzan a expresar sus opiniones sobre los demás, algunos se pelean o comienzan a comportarse descaradamente. Quizás, después de las vacaciones, esto se olvide, pero no se debe contar con un resultado tan favorable.
El tercer error que las personas suelen cometer no solo en el lugar de trabajo, sino incluso durante la entrevista. Estamos hablando de comentarios poco halagadores sobre el empleador o el equipo anterior. Las personas cuentan cosas desagradables sobre su antiguo lugar de trabajo por diversas razones. La mayoría de las veces es una ofensa, un despido desagradable, un sentimiento de culpa, etc. Quiero hablar de ello, quejarme o incluso vengarme de los jefes anteriores, destruyendo su reputación con rumores desagradables. Sin embargo, en un lugar nuevo, un empleado tan inmerecidamente ofendido es percibido como un peleador.
Por mucho que quiera decir toda la verdad sobre su trabajo anterior, hágalo fuera de las paredes de la oficina. Quejarse con amigos o familiares, enojarse en un círculo de personas cercanas, pero no hablar de temas tan delicados con colegas o con la gerencia.