Las relaciones de propiedad se consideran legítimamente la base del sistema económico. Debido a ellos, todas las transacciones tienen lugar en cualquier mercado. Al mismo tiempo, la propiedad económica debe distinguirse de la propiedad legal.
La propiedad nos permite comprender cuál de las personas controla los factores de producción o, más simplemente, tiene el poder económico. Este concepto ayuda a determinar exactamente quién recibe los ingresos y cuánto, y también a justificar la relación de la fuerza laboral con los instrumentos. Por ejemplo, si la propiedad no existiera, cualquier trabajador podría llevarse la máquina a su casa.
Tales relaciones permiten abarcar todos los aspectos de la actividad económica. La propiedad determina la naturaleza del consumo y uso del producto creado en el proceso de producción, su distribución e intercambio. Los intereses de los diferentes estratos de la población dependen en gran medida de ello. Cada uno tiene sus propios intereses con respecto a los objetos de propiedad, por lo que a menudo surgen conflictos, algunos de los cuales incluso se convierten en guerras.
Relación entre propiedad jurídica y económica
En consecuencia, para evitar muchos problemas, el derecho de propiedad debe estar legalmente asegurado, es decir, debe confirmarse oficialmente que una determinada cosa pertenece a una determinada persona. Así, se manifiesta la esencia jurídica, cuya base es el Estado. Se manifiesta a través de la apropiación de cualquier valor espiritual o material.
La propiedad económica y legal son elementos interrelacionados de un sistema que, aunque pueden existir por separado, son de importancia práctica solo en simbiosis. Una persona puede tener derechos sobre un objeto, pero no poseerlo en absoluto, o, por el contrario, tener un objeto en sus manos, pero no tener derecho a usarlo.
Formas de propiedad
La propiedad individual es la propiedad por parte de un individuo de cualquier objeto (trabajo, bienes raíces, medios de producción, ropa, etc.). La propiedad personal se refiere a los objetos que se utilizan para satisfacer necesidades personales. Si el objetivo principal es obtener beneficios, esta forma de propiedad se denomina individual-personal.
También hay formas colectivas. Por ejemplo, propiedad de una sociedad. Su esencia radica en la unificación de las personas naturales y jurídicas, así como de sus factores de producción para realizar actividades económicas conjuntas. Además, cada persona posee una determinada parte del capital.
La propiedad accionaria o corporativa establece las reglas de propiedad solo para el capital social. Su peculiaridad radica en la simbiosis de formas de propiedad colectiva e individual.