El positivismo legal fue especialmente popular en el siglo XIX en Europa Occidental y Rusia. Según él, toda ley es una función legislativa del estado, por lo tanto, justifica cualquier actitud, norma que emana del poder del estado.
El positivismo jurídico es una rama de la filosofía del derecho. Sus adherentes acotan el abanico de tareas que se resuelven en el marco de la ciencia jurídica mediante el estudio del derecho que opera "aquí y ahora". Además, la ciencia lo considera como un conjunto de normas, reglas de comportamiento, que se establecen mediante la fuerza coercitiva por parte del poder dominante.
La historia del desarrollo del positivismo jurídico
Los orígenes del positivismo jurídico se remontan a 1798-1857, cuando O. Comte formó las disposiciones de la filosofía positiva. En sus obras, se centró en la vida social de esa época y explicó la necesidad de formar un nuevo orden para la formación de la sociedad, teniendo en cuenta el pasado, el presente y el posible futuro.
Esta tendencia se hizo especialmente popular a finales del siglo XIX. En este momento, sus seguidores se podían encontrar principalmente en Europa Occidental y Rusia. El surgimiento del positivismo jurídico está asociado con las palabras de John Austin, quien dijo que el gobierno debe formarse para que permanezca gobernado.
En el siglo XX, el positivismo jurídico era inherente a la jurisprudencia burguesa. Una de sus direcciones fue el normativo.
La esencia y el significado del positivismo jurídico
Según la dirección, la ley es el resultado de la función de elaboración de leyes del estado, que no depende de las relaciones de clase, económicas y de otro tipo. Según J. Austin, hay varios tipos de normas: moralidad divina y positiva. Este último puede contener en su núcleo las opiniones de otras personas o estar organizado por una fuerza política. La ciencia jurídica en este aspecto se basa en un sistema de conceptos legales ya establecidos, obligaciones legales y sanciones diversas.
El positivismo siempre justifica las decisiones que provienen del estado. Todos estos requisitos deben seguirse estrictamente, independientemente del contenido que tengan. Por esta razón, el pensamiento jurídico positivista es inherente a la mayoría de los países dominados por un régimen autoritario.
El gobierno positivista moderno niega la ley como manifestación del espíritu. El famoso politólogo M. Yu. Mizulin dice que con la prevalencia de los enfoques descritos, la práctica moderna de elaboración de leyes en Rusia no brinda una oportunidad para desarrollar los derechos humanos, obstaculiza el desarrollo del derecho en su conjunto. En la actualidad, la jurisprudencia positivista convierte al ordenamiento jurídico nacional en una herramienta para la resolución de problemas externos y sociales, atribuyendo al derecho una significación exclusivamente aplicada.