La pérdida de un trabajo siempre conduce a un estado de nerviosismo, especialmente si el despido se produjo de repente. El problema no puede pasar absolutamente sin dolor, pero todos pueden debilitar el shock nervioso.
La primera emoción que surge después de ser despedido es la rabia. Primero, se enoja con su jefe, luego comienza a preocuparse de que ya no tendrá suerte con el liderazgo adecuado y la información sobre el despido permanecerá en su libro de trabajo.
No debe asumir la imagen de un pobre cordero. Mejor averigüe el motivo de su despido y pida pagar todo lo que le adeuda en virtud de la ley. Toma todo el dinero incluso si tienes ingresos adicionales.
No culpe a la dirección de la injusticia y no amenace con la violencia. Negocie con calma, refiriéndose a extractos de la ley. Si estalla y levanta la voz a la cabeza, tenga la seguridad de que no obtendrá buenas recomendaciones. Esto es especialmente importante si decide trabajar en la misma profesión. El nuevo jefe probablemente querrá saber sobre su éxito en su trabajo anterior.
Cuando todas las emociones se hayan calmado, analice la situación. Quizás usted mismo quería irse, pero tenía miedo de quedarse sin trabajo. Evalúe la situación como una puerta a nuevas oportunidades. Ahora tienes dos opciones. Está postulando a una nueva organización o está dominando otra profesión que se adapta mejor a sus necesidades.