El famoso derecho romano, que existió en la Antigua Roma y el Imperio Bizantino durante más de mil años desde el siglo VIII a. C. hasta el siglo VIII d. C., formó la base de los sistemas legales de los estados europeos. Uno de los atributos indispensables del derecho romano es el veto, que se diferencia en “fuerte” y “débil”.
Con un veto débil, el parlamento / organización internacional solo está obligado a reconsiderar el proyecto de ley. Un veto fuerte es, por definición, más difícil de superar, y este poder suele ser disfrutado por los presidentes de los países desarrollados (Estados Unidos, Alemania y otros).
Historia del derecho
La historia del veto se remonta a la era de la antigua Roma, cuando se crearon tribunas para defender los derechos de los estratos más bajos de la población: los plebeyos. Traducido del latín, veto significa "Yo prohíbo". Por lo tanto, como su nombre lo indica, este es el derecho a restringir algo. El sistema legal del Imperio Romano formó la base de muchos sistemas legales europeos, por lo que el uso de derechos restrictivos es lógico.
El significado del veto
Ese derecho brinda a una persona o grupo de personas la oportunidad de bloquear unilateralmente la adopción de determinadas decisiones escritas y verbales. Es decir, por ejemplo, si 30 personas votaron a favor de la aprobación de un proyecto (resolución, resolución y decisiones similares) y solo una votó en contra, imponiendo un veto, entonces el proyecto no es aceptado y se fija una nueva fecha de votación.
Cabe señalar que cualquiera de los participantes en la discusión, reunión, comité tiene derecho a vetar un número ilimitado de veces. Por lo tanto, la adopción de una decisión común puede retrasarse muchos años y, al final, es posible que ni siquiera sea aceptada. El veto es utilizado activamente por las organizaciones internacionales al tomar decisiones de importancia.
A menudo se puede escuchar que, por ejemplo, en algunas de las reuniones de la ONU (OTAN, Parlamento Europeo y otras organizaciones internacionales), un representante de uno de los países utilizó el derecho de veto y se bloqueó la adopción del documento.
Entre los vívidos ejemplos del uso a largo plazo (hasta cierto punto al borde de la permanencia) de un derecho tan restrictivo, se puede señalar la posición de Grecia en relación con las intenciones de Turquía de unirse a la Unión Europea. Durante los últimos 14 años, en gran parte gracias al veto griego, la República Turca no ha aprovechado los beneficios obvios e imaginarios de unirse a Europa.
También cabe destacar el ejemplo "nuevo" del veto. Esta es la adopción de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la legalidad del referéndum en Crimea. Para ser más precisos, en el rechazo de un documento internacional por su bloqueo por parte de la Federación de Rusia como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Es de destacar que los representantes de la República Popular China se abstuvieron de votar, lo que en cierta medida garantiza una larga discusión de la resolución.