Un presupuesto estatal equilibrado, en el que los ingresos superen los gastos y los ciudadanos estén satisfechos con las políticas sociales del gobierno, es un ideal esquivo. En realidad, los déficits presupuestarios y la deuda pública son mucho más comunes.
El déficit presupuestario de Francia, es decir el exceso de gastos sobre ingresos, en mayo de 2012 ascendió a 5.325 millones de euros, o el 5,2%. Durante la campaña electoral, el presidente del país socialista François Hollande prometió solucionar este problema sin recurrir a severos recortes en los programas sociales. Además, habló de la necesidad de apoyar a la clase media e invertir en cultura y educación. En consecuencia, solo le quedaba un camino por recorrer: aumentar los impuestos sobre los ingresos de los ciudadanos más ricos del país.
Y el 19 de julio de 2012, el ministro de Presupuestos, Jerome Cayuzak, anunció que a partir de 2013, los ciudadanos cuyos ingresos anuales superen el millón de euros pagarán un impuesto del 75%. Esta medida ayudará a reducir la brecha de ingresos entre los ciudadanos franceses más ricos y más pobres y reducirá las tensiones sociales. Aumentar los impuestos es una decisión impopular, y el ministro consoló a los ricos franceses, destacando que se trataba de una medida temporal. Está diseñado para 3 años. Durante este tiempo, la tesorería recibirá unos 7.000 millones de euros.
Además, los propietarios de activos superiores a 1,3 millones de euros deberán pagar una tarifa única. 1, 1 millón de euros debería traer un aumento en el impuesto sobre la renta y los dividendos pagados por las sociedades. Las autoridades no excluyen la posibilidad de aumentar el impuesto sobre la renta para los ciudadanos con una renta de 150 mil euros anuales. Ya no estamos hablando de quienes obtienen ganancias a través de la renta o la explotación del trabajo de otras personas, sino de especialistas altamente remunerados: el estrato alto de la clase media.
Los pesimistas son reacios a confiar en las palabras del gobierno de que el aumento es una medida temporal. Como saben, no hay nada más permanente que temporal, y los opositores al presidente pronostican una salida de capitales del país y una retirada masiva de la producción en el exterior, por ejemplo, a Inglaterra. El primer ministro británico, David Cameron, se cita como ejemplo para Hollande, quien promete reducir los impuestos sobre las grandes fortunas del 50% actual al 40%.